Sacando partido al frío
La anunciada ola de frío ya está aquí, y aunque nos suponga una incomodidad en muchos aspectos, tiene sus ventajas. ¿Sabías que el frío quema grasa? Os contamos cómo afecta el frío a nuestro cuerpo.
El frío puede ser nuestro aliado.
La grasa es esencial para mantener el equilibrio energético y ayudar a regular la temperatura del cuerpo. Pero no toda la grasa es igual. El metabolismo cuenta con dos tipos de tejido graso. Un tejido adiposo blanco que almacena calorías «extra» y el marrón, una grasa «buena» que quema energía para mantener la temperatura adecuada.
El frío estimula nuestro organismo, genera un impacto y pone en marcha el funcionamiento de la grasa marrón o parda que consume calorías. Una exposición frecuente a un frío moderado puede ayudar a nuestro organismo a potenciar el gasto de energía y a bajar de peso.
En cuanto a la realización de ejercicio físico con bajas temperaturas. Varios estudios han demostrado que si estamos expuestos al frío quemamos calorías, pero es mas fácil para nuestro cuerpo quemar grasas cuando hacemos ejercicio en un ambiente cálido.
Otro mecanismo de nuestro cuerpo consiste en tiritar. Este recurso hace que se contraigan las fibras musculares y se produzca calor suficiente para mantener la temperatura. Tiritando fabricamos irisina, una hormona que se produce por la contracción muscular, y que se mueve en la sangre, convirtiendo la grasa blanca en grasa parda.
Los días extremadamente fríos es decisivo que nuestra alimentación se adapte a las circunstancias. El cuerpo nos pide alimentos calientes y calóricos.
Con el frío gastamos más calorías, por ello el aporte energético de los alimentos debe ser mayor. Por ello, si no queremos ganar kilos sin medida durante el invierno, podemos reducir la grasa de nuestras comidas sin que estás dejen de aportarnos la energía que necesitamos.
No nos olvidemos de hidratarnos, ya que en invierno bebemos mucha menos agua que en verano, pero también la necesitamos. Y de desintoxicar nuestro organismo.
El frío quema grasa, un motivo de peso para amar el invierno.